EL cuerpo físico es alimentado por los nutrientes y nutrido por un sin fin de estímulos. Así, debemos también ocuparnos del alimento anímico, de cómo estamos manifestando y recreando en nuestro ser la sensación de bienestar por estar aquí, por ser lo que somos y por la abundancia a nuestro alrededor.
PROPUESTA PARA NUESTRAS GUAGUAS:
Hoy vamos a propiciar momentos en las que las guaguas puedan vivenciar la gratitud expresando la alegría y el bienestar y demás bienaventuraza, bendiciones en nuestro hogar, en nuestras vidas.
PROPUESTA DE AUTOEDUCACION PARA EL ADULTO: Sentir y Manifestar Gratitud y Abundancia
DOMINGO (Sol)
Habla el traslucido Fresno, el árbol del Sol dorado…
«Oh, Hombre
se recto y noble,
no te disipes en lo indigno.
Que tu nobleza de Hombre
este bien consciente en ti.”
EL CORAZÓN
El corazón es el portador de las fuerzas solares en el organismo humano. Así, es el corazón el órgano que regula entre las tendencias inflamatorias y las escleróticas, entre la concentración y la dispersión. Para ello, cuenta con los dos gestos en sus movimientos, de sístole y de diástole.
Rudolf Steiner siempre fue consciente de que sus teorías requerirían un tiempo para ser asumidas, sin embargo puso empeño en que desde ese momento se dejara de ver al corazón como una bomba que impulsa la sangre, para que se comprendiera, que es la sangre, movida por el alma, la que mueve el corazón.
Con ese cambio de paradigma dejaría de verse al ser humano desde una visión mecanicista, tan imperante en la actualidad, y se le viese como un ser dotado de alma.
El corazón es un órgano que se mira a sí mismo, siendo el regulador más interno entre lo encarnatorio metabólico y lo excarnatorio espiritual, esas dos fuerzas polares que han de ser mediadas.
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EL ORO EN EL SER HUMANO
El oro favorece en el ser humano el equilibrio entre la encarnación y la excarnación. Podemos ver las dos tendencias polares que pueden existir en la persona.
En las personas que han encarnado bien existe un fuerte dominio del yo y el cuerpo astral sobre el cuerpo físico y el vital, lo cual se traduce en una primera fase de la vida (hasta algo menos de los 40 años), en los que disfruta de una excelente salud. Sin embargo, tras esas cuatro décadas, el ser humano sufrirá un desgaste por su excesiva materialización. Todo ello, puede causar esclerosis y trastornos de personalidad como manías.
En las personas que encarnan de manera débil, son los cuerpos físico y vital los que toman de alguna manera la iniciativa. Ese sobrepeso del cuerpo etérico les hace a este tipo de individuos más susceptibles a sufrir infecciones e inflamaciones. Sin embargo, cuando superan la primera mitad de su vida, y las dificultades anteriormente descritas, pueden llegar a edades avanzadas, aunque en ocasiones lo hacen aferrados a una importante melancolía.
No siempre las tendencias se muestran con tanta claridad, por lo que en el ser humano resulta compleja la terapéutica del proceso oro.
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